miércoles, 19 de junio de 2013

Una nueva amistad con las verduras.

Las verduras y los peques nunca han sido buenos amigos. Pero aún así, nunca deben faltar en la dieta porque son alimentos muy importantes.
Las hortalizas y las verduras son ricas en fibra y agua. Ayudan contra el estreñimiento y favorecen una correcta hidratación. Además tienen un efecto saciante y favorecerán que no consuman otros alimentos en exceso, desequilibrando la dieta.

La importancia de este grupo de alimentos es debido a su aporte de vitaminas y minerales. Los niños los necesitan para su desarrollo y crecimiento. La vitamina A y la vitamina C son fundamentales para el desarrollo de sus defensas. El ácido fólico (vitamina B12) es necesario para el crecimiento, así como el calcio y el hierro, para la formación de los huesos y de los glóbulos rojos de la sangre.
La vitamina C abunda en pimiento, coles, roma, judías verdes, espinacas… La vitamina A está en hortalizas de color rojo o anaranjado, como la zanahoria, la calabaza y el tomate, y también en espinacas, lombarda, brécol, lechuga, escarola…

Pero estas razones no son válidas para conseguir que a un niño le gusten las verduras. 
En primer lugar, los adultos deben dar ejemplo. Los niños aprenden por imitación, y si un adulto toma verduras en cada comida, lo verán como algo natural. No podemos pretender que nuestros hijos se tomen la verdura si nosotros no lo hacemos. Además, cuánta más variedad utilicemos en nuestros platos, el niño tendrá más donde escoger, y si una verdura en concreto no le gusta, podemos sustituirla por otra.
Si los hacemos partícipes a la hora de hacer la compra y preparar los menús y las comidas, ese contacto directo les hará tener menos miedo a la hora de tomarlas. Deben empezar a comer solos desde pequeños, que jueguen con la textura y los diferentes sabores para descubrir que no son tan malas.
Las verduras congeladas son una buena opción para los padres que siempre andan con prisa; aunque es preferible que sean verduras y hortalizas frescas, que conservan mejor las vitaminas y minerales.
No intentes camuflarlas entre otros platos, conseguirás que los niños no quieran probar nuevos alimentos. Hay que ser pacientes, si en una edad concreta no les gusta cierta verdura, puede que en un tiempo cambie, y entonces les encante.

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